Me encontraba rodeada de Papaver dubium y veia cómo los abejorros y unos insectos negros libaban felizmente las amapolas.
Salté del coche y comencé a hacer disparos en ráfagas de tres para ver qué salía.
Si observais la amapola centrada del fondo, vereis cómo cambia de posición.
La verdad es que una no tiene paciencia, cosa muy requetemala para su mermada salud, pero soy así y tan impaciente que dejo de hacer fotos cuando sopla un poco el viento, cosa que ocurría el día que tomé estas instantáneas.
Ahora que he visto las fotografías en el ordenador, he observado cómo una de las amapolas cambia de posición de manera manifiesta y en la última toma se ve cómo ha salido disparado el insecto negro.
Realmente era grande el insecto y estoy muy orgullosa de ver cómo sale disparada la bestia de esta flor tan bella en estas imágenes que tomé.